Mostrar interés: saber cómo dar el primer paso en seducción
Nos cruzamos a esa persona cada semana en el gimnasio, la oficina… Iniciamos un juego de miradas. Decimos: “buenos días”.
Cuando no estamos seguros de las intenciones de la otra persona camuflamos las nuestras.
Evitar que nos digan NO al dar el primer paso
- Las negativas no son divertidas para nadie.
- Debemos evitar la timidez. El pudor sí puede ser un rasgo característico.
- Nuestro aspecto deberá ser “serio”. Evitaremos las etiquetas de seductor.
- Comenzaremos y veremos luego si deseamos continuar. Avanzando se descubre el camino que se toma, no imaginándolo.
Si se deben resumir todas estas razones en una palabra podría ser: MIEDO. MIEDO. MIEDO.
Tenemos miedo de obtener una respuesta negativa que nos haga perder la imagen que tenemos de nosotros mismos. Una negativa desgarra un poco nuestra autoestima.
El miedo no aleja el peligro
Si no hacemos nada nos evitamos una negativa pero perdemos ocasiones que pueden ser buenas.
Metáfora financiera: cuanto más largas damos a una deuda, más crecen los problemas y peor nos sentimos frente a ellos. Cuanto más tiempo esperamos inmóviles, más aumentan nuestros sentimientos y más se aminora nuestro coraje.
La técnica de los “tres segundos” en seducción
En los sitios de consejos para seducción masculina se habla de “la técnica de los tres segundos”.
Cuando un chico encuentra a una chica hermosa no debe esperar para abordarle, porque si lo hace comenzará a pensar: “¿qué voy a decirle?, ¿y si no le gusto?, ¿tengo buen aliento?
Y la idealización: “es demasiado hermosa para mí. Me siento inferior a ella, tiemblo, tengo sudores, no me acerco”.
Di “NO” al miedo
Esperar que la otra persona dé el “primer paso” puede ser una decisión razonable, pero no debe ser una decisión de cobardía. El miedo crece con el tiempo.
Por el momento, a la persona la encontramos amable. No la abordamos. Pero a fuerza de observarla, esperar una mirada, la otorgaremos cualidades que igual no posee y que nos paralizarán cuando queramos lanzarnos. Perder a una persona que nos parece hermosa no es tan grave. Perder el que vemos “como el hombre o mujer de nuestra vida” ya es mucho menos agradable.
Tenemos que olvidar el miedo.
Es decir, el miedo jamás debe estimular la espera.
Nota: cuando se habla de dar el primer paso puede tratarse de tomar un café o demostrar, CLARAMENTE, signos de interés. Hay diferentes maneras de dar el primer paso, y van de fáciles a difíciles.
Tres razones para mostrar tu interés
Bueno, seamos positivos y hablemos de buenas razones para lanzarnos.
RAZÓN 1: evitar pasar de largo delante de la persona que nos gusta
Tenéis dieciséis años, os habéis mirado con ternura durante todo el colegio. Por la tarde se organiza un “guateque”. Uno de los dos propone dar un paseo. Si no aprovechas el momento esa tarde y le besas, perderás la ocasión. No puedes perder la magia del momento.
Lo mismo para los adultos. Hay situaciones ideales que pueden estropearse por cobardía.
Si esperas demasiado tiempo después del primer juego de miradas con la persona que te gusta, perderá su fascinación por ti a fuerza de esperar una señal.
En los comentarios podemos leer: “me sedujo pero ahora no quiere seguir”. Se puede traducir por “esperé demasiado y me vio más como un “objeto” de codicia que de deseo. Una vez obtenido el objeto no lo quiere ya, se ha cansado a fuerza de esperar”.
RAZÓN 2: luchar contra la timidez
Nuestro miedo se alimenta, a menudo, por nuestro desconocimiento de las interacciones sociales y la seducción.
Por supuesto que nos dan consejos por todas partes: revistas, amigos… La realidad es que la seducción y la interacción social empiezan por el mismo sitio. Las negativas nos permiten reajustar nuestros comportamientos.
Para no tener miedo hay que lanzarse muchas veces (aunque se tenga miedo). Cuanto más tiempo estemos en espacios públicos (bares, discotecas…) más podremos conocer las reglas de seducción.
RAZÓN 3: el espacio de seducción
“No quiero dar el primer paso porque deseo una relación seria”.
La seriedad en una relación se debe a las ganas recíprocas de algo “serio” cuando se empieza la relación.
Podemos besarnos fogosamente cuando hemos intercambiado una palabra, comprometernos en una historia que durará una vida, esperar seis meses para conseguir una historia que durará una tarde…
El pensamiento popular propone a las mujeres que esperen un tiempo antes de acostarse con los hombres y, por el contrario, a los hombres les alienta a que se acuesten lo más rápidamente posible con las mujeres (hermosa paradoja).
Si pensamos en el coito como la prueba por excelencia de una seducción masculina bien llevada, no sólo corremos el peligro de caer en la angustia del día siguiente, también en el de acostarnos para recompensar al otro sin desearlo. Poca importancia tiene el tiempo que se tarde. Deberá hacerse cuando se desee.
A veces, porque ciertas imposiciones toman demasiado lugar dentro de nosotros, nos mostramos pasivos intentando evitar que se den cuenta que tenemos “ganas”. Intentamos demostrar nuestra “seriedad”, “pureza” o qué sé yo.
Desgraciadamente, la realidad hace que estos principios sean muy fáciles de detectar en las personas manipuladores que los utilizan para obtener otra cosa: una historia sin porvenir.
Lo que significa que:
- Si queremos besarnos sin acostarnos, lo hacemos.
- Si queremos acostarnos con el consentimiento del compañero, lo hacemos.
- Si preferimos conocer a otra persona para acostarnos, lo hacemos.
El tiempo y la pasividad no son buenos en una historia seria y armoniosa. La transparencia, la sinceridad, la comunicación, los sentimientos recíprocos son bases mucho más sólidas. (Anotemos que el tiempo, en ciertos casos, permite la transparencia).
Mostrar tu interés
RAZÓN 1: negativa a forzar las cosas
Cuando se seduce y se controlan las interacciones sociales (con más o menos holgura) acabamos por tener la impresión de comer prefabricado, recalentado. “Si no hay magia, las cosas no son igual”. Si, verdaderamente, ésa es la persona que esperas no tendrás que hacer casi nada, la magia hará el resto y la relación se dará.
Este posicionamiento tiene numerosos límites.
LÍMITE 1: una paciencia sin límite
- Si se espera un gesto por parte del otro puede pasar mucho tiempo antes de que dé el primer paso.
- Si estamos a la espera de salir por fin del celibato (y la soledad desmoralizante que puede acompañarlo a veces) apostar por la magia de la vida puede ser arriesgado. Viviremos un cierto estrés que puede conducirnos a cerrar los ojos al gran amor.
Podemos quedarnos en la pasividad o guardar una gran parte activa para la seducción, los amantes, las relaciones sociales.
LÍMITE 2: creación del contexto
- Algunos esperan la magia pero no deben hacerlo con los brazos cruzados. Es decir, deben preparar el contexto.
- No se inscribirán en las páginas de internet de encuentros (la magia allí es difícil) pero sí pueden ir de viaje solos. Allí los encuentros tienen algo exótico que embruja.
- Bésale cuando escuches una balada romántica en sumo grado. Entorna los párpados, propón tomar una botella de vino. Son cosas que hay que preparar.
- Puedes proponer ver una película de miedo bajo una manta de viaje.
Si esperamos la magia debemos buscarla allí donde pueda producirse. Es más fácil vivir un momento romántico en una playa de Brasil, yendo solo, que en una visita al supermercado.
Aunque existen las sorpresas debemos aprovechar todas nuestras oportunidades.
LÍMITE 3: ayudar al otro
Si no damos el “primer paso” nunca conseguiremos lo que tanto deseamos. Tampoco se lo pongamos difícil al otro si nos gusta.
¿En seducción debemos mostrar nuestro interés?
Todo es cuestión de etapas.
- Cuando uno es tímido siempre teme la negativa. Lo mejor es no dar más vueltas y lanzarse a dar los primeros pasos, Unas veces tendremos éxitos y, otras, negativas. Así, comprenderemos mejor las interacciones sociales y amorosas, evitaremos las obsesiones y ganaremos confianza en nosotros mismos.
- Cuando sepamos salir de la zona de comodidad y tomar la iniciativa de una seducción bien llevada, podremos querer descansar un poco y dejarnos sorprender de nuevo. (Cuanto más sabemos seducir menos personas nos gustan. Es la desgracia de los seductores o seductoras).
En este caso:
- Tengamos paciencia y dispongámonos a esperar que llegue el encuentro.
- Esperemos esa magia apostando fuerte.
En algunos casos podremos contar con la magia de la amistad. Otras veces notaremos un flechazo. No debemos forzar nada. Si los sentimientos no llegan, primero será nuestra amante, después nuestra amiga cuando el desgaste gane terreno al deseo.
Hay personas solitarias que con algunas de sus amistades llegan a vivir una hermosa historia de amor.
Hay que dar el primer paso, temer menos los períodos de soledad y negarse a permanecer encerrado.
Finalmente, daremos libertad a nuestro corazón ante la magia de la vida.