Cosas que atraen a las mujeres: piropos para conquistar
¿La galantería es un concepto que te parece pasado de moda? Nada de eso. La galantería funciona siempre con las mujeres.
Comportarte como el criado de una mujer, hará que no consigas ni su respeto ni su amor. Ser siempre gentil, dócil y estar disponible las veinticuatro horas, no funciona para conquistar a una mujer. A la inversa, tampoco. Comportarte como un macho irrespetuoso y abusivo la ahuyentará, rápidamente.
Elige la vía alternativa de la galantería: ofrécele una flor, ábrele la puerta del coche, hazle cumplidos sobre lo mucho que te gusta su vestido, déjale salir primero del ascensor… La galantería se expresa por pequeños gestos que pueden dar muchos beneficios. En efecto, todas estas atenciones les dan a las mujeres una imagen positiva de ti.
Piropos para enamorar
En primer lugar, siendo galante darás prueba de buena educación. A los ojos de una mujer, un hombre galante es un hombre educado. Si eres elegante en tus palabras y tus gestos, te presentará más fácilmente a sus amigas y allegados. Podrás encontrarte entre sus allegados en tiempo récord.
Otra ventaja de los piropos, es que son gratis.
Aunque las mujeres quieran cada vez más independencia necesitan sentirse protegidas. Abriéndole la puerta para dejarle entrar, te comportas como un verdadero gentilhombre. Este comportamiento te convertirá en un hombre fiable y protector: imaginará que la tomas en tus brazos después de un largo día de trabajo.
Beneficiosos para tu imagen, los piropos son una de tus mejores ventajas para seducir a las mujeres.
Lo que hay que evitar con los piropos para enamorar
Dos advertencias: evita decir piropos patéticos, tipo edad media, como poemas antiguos, solos de guitarra bajo su ventana y declaraciones encendidas a cada momento. Ser galante no quiere decir caer en el exceso, es decir, en el síndrome del chico desesperadamente gentil y atento.
Para “ajustar” tu actitud piensa en James Bond, galán, pero increíblemente viril.
Piropos para enamorar a una mujer
El hombre entrará en primer lugar en el restaurante para verificar que el lugar es el adecuado. Esto forma parte de la galantería de la vieja escuela. Hoy, las mujeres, son más sensibles al hecho que mantengamos la puerta abierta a su paso. En consecuencia, si la puerta se abre hacia el interior, pasa primero manteniendo la puerta abierta a su paso luego, adelántate para que el maitre de hotel, o la recepcionista, se te dirijan en primer lugar. En el restaurante, en el momento de sentarse, el hombre debe sacar la silla de la mujer e invitarle a sentar. Despues, esperar a que se instale para sentarse a su lado.
En el restaurante o en un bar, el hombre hace sentar a la mujer en la banqueta, la espalda apoyada en la pared, con el fin de que pueda contemplar la sala. Le deja escoger sus platos, pero es él quien hace el pedido al jefe del comedor.
Una vez en la mesa, sírvele la bebida antes de servir la tuya. Espera a que escoja la comida para pedirla y comienza a comer cuando ella lo haga.
Estando en la mesa es necesario:
– No picotear en el plato del otro excepto si somos invitados a ello.
– No mirar a la hermosa camarera con insistencia.
– No hablar con la boca llena.
– Levantar el codo para beber y comer.
– Secar la boca antes de beber.
– Cortar el pedazo de pan con los dedos y no con el cuchillo.
– No hacer gestos moviendo los cubiertos
– No usar el cuchillo para señalar algo.
– No consultar nuestros SMS.
– ¿Esperas una llamada telefónica importante? Díselo a tu pareja de mesa antes de que suceda, o pon tu teléfono móvil en silencio.
Atención a los platos con salsa ya que tiende a quedarse entre los dientes. Comer ligero es lo mejor. Si la mujer no bebe vino es preferible hacer lo mismo, o moderarse en la bebida aunque tengas la sensación de que es poco.
Más difícil para los golosos, no rebañar con los dedos, ni con el tenedor los platos.
Por fin, la cuestión delicada: ¿debo proponer pagar la cuenta? Si puedes hacerlo, es preferible. Muy a menudo, la mujer aceptará que tú pagues con la condición de que aceptes una invitación para volver a veros.
El hombre se levanta del asiento cuando su compañera así lo haga, en cualquier sitio que estén.
En las escaleras el hombre adelantará a la mujer así no mirará sus piernas subiendo y la protegerá de una caída, si tropieza, descendiendo.
En el coche: abrir la portezuela del coche tanto a la subida como a la bajada es una galantería rara y en general muy bien percibida. Esto puede ser algo difícil porque las mujeres tienen la costumbre hacerlo ellas mismas. La astucia reside en el ceremonial de subida al coche. Si le abres la puerta y la cierras en cuanto esté en el interior, manteniéndote en pie, comprenderá que debe esperar para descender dejándote el tiempo de hacer lo necesario.
En la calle, el hombre jamás camina del lado de la pared, que es el reservado para la mujer.
No olvides: cuando se estrecha la mano, el apretón debe ser firme y caluroso, mirándose a los ojos.
Señores: ¡hay que sonreír siempre! El más perfecto de los gentilhombres será descortés si muestra su cara seria. Debemos acordarnos que no tendremos dos veces la posibilidad de dar una primera buena impresión. Es el momento de demostrar que somos simpáticos para que muchas puertas se nos abran. No olvides las pequeñas palabras gentiles, recurrentes y bien colocadas que serán muy apreciadas.
Para presentar a tu compañera la regla es simple: presentar a la mujer con una sonrisa, luego presentar a tu amigo mencionando el tipo de lazo que le une contigo (colega, amigo, etc.). Después, pon fin a la conversación amablemente.
Piropos de amor
Antaño todos los hombres conocían las reglas de los piropos de amor. Los piropos fueron un código de conducta que atravesaron el tiempo siendo transmitidos de generación en generación. Cuando éramos más jóvenes sabíamos que era perfecto abrirle la puerta a nuestra amiga y dejarles nuestro sitio a las damas, en los autobuses. Desgraciadamente, en el camino hemos olvidado cómo mostrarnos galantes. Olvidamos las reglas y los procedimientos para tratar a las mujeres correctamente. Queda poco espacio para la cortesía en nuestra manera de cortejar. Afortunadamente, hay algunos hombres que todavía saben lo que significa ser un gentilhombre y de cada uno de ellos podemos aprender algo sobre la manera de impresionar a las mujeres.
Piropos de amor para enamorar
Poca importancia tiene dónde estés, hay que dejar pasar siempre a la señora primero. En un ascensor, en un cuarto, en la calle… Si te cruzas con una dama en un pasillo estrecho, deberás echarte a un lado para dejarle pasar. De regalo recibirás, seguramente, una magnífica y radiante sonrisa.
Existen los hombres con H grande que hicieron las reglas de la galantería.
Se atento, dale la mano para ayudarle a subir al coche y haz todas las cosas que un hombre galante haría. Los piropos implican tener cuidado con los detalles. Abre las puertas, saca su silla para que tu amiga se sienta como una dama y muéstrale que eres un hombre o más concretamente, un gentilhombre.
Ser galante es tratar a otros con respeto, sobre todo a las mujeres. Es por eso que, entre las buenas formas, son un elemento extremadamente importante los piropos. Piensa en eso: cuando un hombre mastica con la boca abierta o cuando olvida decir ” si gustas ” o “gracias”, parece un hombre prehistórico, fundamentalmente irrespetuoso. Le agradará a una mujer que te preocupes de lo que piensa, que estés atento a sus necesidades y deseos. Un hombre puede hacerle un cumplido a la mujer sobre su manera de vestir, su elegancia: “estás encantadora esta tarde”, “este color te va muy bien”. Ella lo agradecerá con una sonrisa, aceptando el cumplido. Un hombre ayudará a una mujer a que se quite el abrigo. Le acompañará hasta la puerta cuando se marche o, mejor, hasta casa de ella.
David Beckham compró a su mujer, Victoria Beckham, un rubí con diamantes de mucho valor pero, no tengas miedo, no tendrás que gastar una fortuna para mostrarle a una chica que es importante para ti. Dejarle una nota que diga “te quiero”, o llamarle por sorpresa, son dos atenciones que ella valorará.
Piropos para enamorar en la calle
En la calle el hombre le reserva el lado de la acera a la mujer con el fin de protegerle de posibles riesgos que pueden venir del otro lado. En la estación, en el aeropuerto…, es el hombre quien se encarga del equipaje pesado. También ayudará a subir las maletas, a colocarlas en el compartimiento del tren. Si le ves llegar con una carga pesada, no le preguntes si necesita ayuda, acércate y coge sonriendo su bolsa, maleta, o paquete.
Piropos para conquistar en el coche
En el coche: abrir la portezuela, tanto a la subida como a la bajada, es una galantería rara y muy bien recibida. Puede ser difícil de realizar porque las mujeres tienen la costumbre de hacerlo ellas mismas. La astucia reside en el ceremonial de subida al coche. Si le abres la puerta y la cierras en cuanto está en el interior, quedándote en pie sin mirar de modo insistente sus piernas, comprenderá que debe esperar para descender, dejándote el tiempo para hacer lo necesario. Al subir a un taxi el hombre se adelantará con el fin de evitar que la mujer tenga que atravesar más asiento. También puede dejar subir a la mujer y dar la vuelta al coche para montarse por el otro lado.
Piropos para conquistar en la conversación
Ser galante también es comunicarle a tu compañera que puedes defenderle, que protegerás su persona y sus intereses. Esto no quiere decir que debas golpear a desconocidos en la calle. Quiere decir que debes ponerte de su lado en el momento de la disputa, aunque no siempre estés de acuerdo con ella. También quiere decir que le tratarás con respeto en público. Deberás proyectar una aura de calma y confianza si quieres que las mujeres se sientan seguras contigo.
El hombre galante sabe hacer bromas y ser el blanco de ellas. Si quiere entrar en la competición dará todo lo que tiene pero no será un mal perdedor, en caso de derrota, o un fanfarrón, si gana. Las mujeres no quieren salir con un llorón o un jactancioso. Quieren saber que serás cortés en caso de victoria o derrota.
Piropos para enamorar mujeres, conclusión
Estas lecciones no requieren una inteligencia superior o unas capacidades extraordinarias. Estas lecciones no son revolucionarias. Son sólo consejos sensatos que los hombres olvidan demasiado a menudo. Recordártelo permitirá que te distingas del resto. Si fuera mujer me fijaría en los detalles para juzgar la calidad de un hombre, en particular en su modo de tratarme, las consideraciones que tiene conmigo, el respeto que me demuestra. Las tradiciones son buenas, sobre todo cuando están hechas para mejorar las relaciones entre las personas
Dos advertencias: evita caer en los piropos patéticos tipo edad media, poemas de época, los solos de guitarra bajo su ventana y las declaraciones encendidas a cada momento.
Ser galante no quiere decir caer en el exceso, es decir en el síndrome del hombre desesperadamente gentil y atento.
Para ajustar tu actitud piensa en James Bond, galán e increíblemente viril.