¿Por qué ese tio me obsesiona?

Porque me enamore de elPara conseguir una pareja, hace falta:
· Sentimientos por su parte.
· Una relación satisfactoria (o ninguna relación)
· Una obstinación por tu parte.

Recuerdo sobre la obsesión

Ese chico puede ser cualquiera:
· Ese ex que no llegamos a olvidar a pesar de lo que nos hizo.
· Ese chico que nos gusta desde hace tiempo.
· Ese amigo que, después de algunas semanas juntos, toma distancia.
· Ese chico del que nos gustan sus palabras.
· Ese amigo al que queremos en secreto
· Ese plan que no llega a suceder.
· Este tío casado que no dejará a su mujer pero te promete que sí, y tú le esperas.

Tenemos vergüenza de estar solos. Nos ridiculizamos a veces. Nos obstinamos siempre. Esperamos que acabe por darse cuenta que nos valora y que las cosas cambien. En vano.
la obsesión está siempre condenada al fracaso.
¿Por qué es tan fácil caer en la obsesión y tan difícil de salir de ella?

El sufrimiento integrado como prueba de amor

Me gustan las canciones de amor.

En la música, el amor es sinónimo de sufrimiento y de felicidad, según los casos.

La cultura del sufrimiento

Tenemos una cultura (cinematográfica y musical), que a menudo asocia el sufrimiento al amor. Un amor que nos retuerce el corazón y nos saca las lágrimas, aparece como profundo, sincero y auténtico.
El sufrimiento aparece como prueba de amor. Cuanto más sufrimos, más nos sentimos enamorados y más sufrimos. ¿Un círculo vicioso, no?

Que acabe bien

Deseamos que nuestro sufrimiento tenga sentido. Esperamos la resurección de los sentimientos amorosos. Pensamos que nuestro sufrimiento merece consuelo.
Queremos que el otro haga justicia a nuestro sufrimiento, queriéndonos.

Pero no en la verdadera vida

La justicia no llega. La vida no es una comedia romántica.
Nos sentimos frustradas de no tener el reconocimiento merecido. Tenemos acciones locas: cóleras, escenas, encadenamiento de SMS…
Estas acciones provocan vergüenza y las sabemos ineficaces. (La seducción es cosa de paciencia).
Nuestro ego se encuentra roto.

Consejo primero para evitar las obsesiones

Separaremos sufrimiento y amor.
No tienen por qué estar vinculados. El Amor es alegría, sorpresa y descubrimiento. El sufrimiento no sirve para nada más que hacernos perder gusto por la vida y el amor.
(Libro muy bueno para leer: «no sufriré más por amor». Lucià Etxebarria).

El otro juega a dos barajas

Porque me enamoreAusencia de mensajes, miedo al compromiso. Se fueron, de nuevo, la magia, la complicidad, los sentimientos…
Y, he aquí que tiembla de nuevo ante la idea de avanzar y se retira. Queremos tranquilizarle, hacerle darse cuenta que el camino sobre el cual marcha es tranquilo, que no hay nada que temer. Pero, en su cabeza, ya tomó otro camino.
¿De qué tiene miedo? ¿Acaso debo pelearme? ¿ Acaso era sincero?
Situarse es simplemente imposible frente a los signos contradictorios que envía. No pensamos que juega con nosotros o que nos quiere mal, aunque lo parezca.

La esperanza hace vivir

Vacila sobre la cuestión del compromiso no sabiendo donde puede llevarle y decide no ir allá. Pero no nos deja tampoco, porque, en el fondo, le gustamos mucho.
Hay siempre una esperanza dejada para mañana. EL FALSO ENAMORAMIENTO puede durar años. Tan pronto como se rebaja, él otro sopla sobre las brasas para volver a avivar el fuego.
Nuestra afecto nos empuja a decir: está a dos pasos de soltar sus temores y seremos felices. No vamos a abandonar ahora.

¿Pero, porque me enamore?

El problema, es que ya aceptaste y perdonaste su comportamiento. No tiene ninguna razón para cambiar. Le admites con sus vacilaciones desde hace muchísimo tiempo.
No te culpabilices: poner límites desde el principio, le habría ahuyentado.

Consejo segundo para evitar un FALSO ENAMORAMIENTO

Cuando un chico echa un pie hacia atrás, pregúntale lo que teme, lo que quiere o no quiere. Si no le conviene, que prosiga su camino. Si simplemente quiere tomarse su tiempo, vete despacio.
Podemos marchar a su lado y, solamente, si verdaderamente lo quiere.
No somos responsable ni de la huida ni de la cobardía del otro.
Nuestra parte de responsabilidad en este FALSO ENAMORAMIENTO, es nuestra aceptación de la cobardía del otro y de nuestro deseo de forzar su compromiso.
¿Para qué? Muchos otros hombres querrían acercarse a ti.

La máquina a proyección está lanzada

Te proyectas el arte de inventar en tu cabeza un futuro que no existirá hasta el punto de perder de vista la realidad.

Proyección y éxito social

Siempre Lucià Etxebarria.
La autora pone en evidencia la cuestión del éxito social entre las mujeres. Hoy, todavía, pesa la vida familiar: ser una buena madre, encontrar un buen partido.
Encontrar al hombre de su vida, es una prerrogativa femenina.

Cuando encontramos a un hombre, hay una puesta: conseguir su historia de amor. Las roturas son percibidas como fracasos.
El amor está vinculado al éxito y al reconocimiento social. Si no conseguimos un hombre, somos unas fracasadas. Hay una presión que transforma los principios de idilio, en un trofeo amoroso.

Imposible, desde entonces, no imaginar el futuro cuando encontramos a un hombre que nos gusta. Estamos acondicionadas para ello. Alegremente nos lanzamos a la pared de la proyección inútil.

Defectos de la proyección

Este futuro aparece, ante nosotros, como fuente de felicidad y nos permite hacer caso omiso a las dificultades actuales. Es una potencialidad de la felicidad, una representación.
Es difícil separarse de eso, aunque al tiempo tuviera sólo defectos:
· Aceptar una situación que no nos conviene con un hombre mientras que deseamos más.
· Miedo / negativa de perder esa felicidad imaginada: no atreverse a abordar a un chico, por una negativa.
· Sentimientos aplazados: confundimos amor y FALSO ENAMORAMIENTO. El amor es la armonía. El FALSO ENAMORAMIENTO es la esperanza de la armonía mañana. Así, podemos quedarnos con personas que no nos hacen felices.
· Angustia de abandono: tenemos miedo de perder al otro, de no poder cumplir nuestras fantasías amorosas.
· Fracaso de la seducción: el miedo, los sentimientos y la presión al compromiso son la mejor receta para ahuyentar a un hombre.

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